Tómalas en color. Aún si tu cámara tiene la función de fotografiar en blanco y negro y te brinda resultados razonables, lo ideal es realizar el proceso de conversión posteriormente. Además, al tomarla en blanco y negro, perderás la posibilidad de recuperar los colores para siempre.
Prefiere condiciones de bajo contraste. Esos días nublados o lugares oscuros que parecen pésimas opciones para las fotos cotidianas pueden ser excelentes oportunidades para probar esta técnica.
Observa y experimenta. No teniendo al color guiando tu ojo, apreciarás mejor otros elementos dignos de atención: formas, tonos, texturas, composición, etcétera.
Utiliza el menor ISO posible. Se refiere a la sensibilidad fotográfica y es una de las funciones de tu cámara que quizá no uses a menudo pero, especialmente en blanco y negro, puede ayudarte a reducir de manera notable el grano y ruido de tus fotos.
Captúralas en .raw (si tu dispositivo te ofrece este formato). Obtendrás mayor control y calidad al convertirlas a blanco y negro, así como en muchos otros procesos de edición y manipulación.
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